Verano es sinónimo de vacaciones. Y podemos disfrutar de ellas aunque entre semana sigamos trabajando, porque apetece más coger el coche y hacer una escapada para relajarnos. Eso sí, intentemos que nuestro vehículo no lo pague caro.
Durante el verano aumentan los factores que pueden dañar a nuestro coche, y puede suponernos pasar el resto del año pagando por descuidos.
El sol no es amigo de tu coche
En verano, aparcar a la sombra es fundamental. No sólo por evitarnos el sofocón al subir al coche, sino también porque la carrocería sufre. Y es que durante los meses estivales los rayos del sol son más intensos, a lo que hay que sumar que aumentan las horas de exposición. Así, a poco que la carrocería tenga sal, arena o insectos, puede salir mal parada.
Además, conviene prevenir también que se llene de arena el coche. Por eso, lo mejor es aparcar orientando el capó hacia el lado contrario de la costa o, al menos, donde no le llegue la brisa marina.
Ni sal ni arena en el coche
Aunque muchos no lo sepan, la sal favorece la corrosión de los metales. Por eso, hay que evitar que llegue a nuestros coches el ingrediente característico del mar.
Lo mismo ocurre con la arena, que al ser escurridiza se cuela por todos los huecos del coche. Podría pegarse creando una especie de capa de pintura que no sólo ensucia, sino que además puede arañar la chapa.
Para evitar estos invitados indeseados, deberemos centrar muchos esfuerzos en la limpieza. Así, debemos lavar el coche con agua y jabón regularmente. Eso sí, no caigas en la tentación de dejarlo secar al sol, porque aparecerían cercos sobre la carrocería.
El coche, mejor en movimiento
No es extraño que los veraneantes cojan el coche para llegar al destino vacacional, lo aparquen, y poco menos que se olviden de él. Es un error. Y es que más de uno podría llegar a pensar que está abandonado, y llevarnos un disgusto (ya sea por robo o porque lo retire la grúa).
Además, es recomendable que circules de vez en cuando para comprobar que todo está en orden y funciona. Así, podrás comprobar el buen funcionamiento de la batería y no dejar los sustos para el último día.
No dejes nada de valor a la vista
Y con eso no nos referimos sólo a la pena que pueda causarte que te lo roben, sino que, además, algo del coche saldrá dañado.
Con esa recomendación, se incluye también la documentación. En caso de quedarnos sin ella en medio del verano, tendremos un buen disgusto.
Fuera los mosquitos
No es extraño que tu carrocería termine llena de mosquitos, pero estos pueden afectar a tu coche. Lo mismo ocurre con los excrementos de pájaro, que pueden “comerse” la carrocería.