Conducir en verano: Riesgos y síntomas de deshidratación
Para conducir en verano debes mantenerte bien hidratado. De esta forma, podrás hacerlo con más seguridad. Aunque ello implique tener que parar con más frecuencia, es muy importante ingerir los líquidos suficientes. La deshidratación puede provocar numerosos síntomas que te pueden llevar a tener un accidente.
Para realizar un viaje largo con seguridad, además de llevar el coche a punto, debemos estar física y mentalmente en las mejores condiciones. Nuestro cuerpo está preparado para aguantar cambios de temperatura y calor extremo, pero dentro de unos límites. Cuando el calor es muy fuerte, nuestro organismo se sobrecalienta y aparecen síntomas como los dolores de cabeza, calambres musculares y vómitos entre otros.
Qué es la deshidratación como consecuencia de conducir en verano
La deshidratación es un desequilibrio hidroelectrolítico que hace disminuir la cantidad de líquido y minerales en el plasma de nuestro cuerpo. La pérdida de agua corporal está por encima del 3% en estos casos.
Cuáles son los síntomas de la deshidratación
Evitar la deshidratación al conducir en verano parece fácil ya que el mejor y primer indicador es la sed. Pero a pesar de ello, no se trata de un signo de alarma temprano. Cuando se experimenta sed, es posible que ya haya deshidratación. Otros síntomas de deshidratación son:
El hambre
Boca seca o pegajosa
Mareo o Vértigo al incorporarse
Dolor de Cabeza
Ardor de estómago
Estreñimiento
Calambres musculares
Tensión y ansiedad
Letargo y somnolencia
Fatiga
La Fatiga: conducir en verano
De todos destacamos el más habitual, que es la fatiga en la conducción. Este es uno de los síntomas que nos parecen evidentes por el propio hecho de conducir, pero se ha demostrado que la aparición de la fatiga en la conducción se adelanta un 50% debido a la deshidratación.
Cuáles son las consecuencias de conducir deshidratado en verano
Según algunos estudios, un 20% de los conductores no identifica la falta de hidratación como factor que puede incrementar el riesgo de sufrir un accidente. Estas son algunas de las consecuencias más directas en la conducción:
Pérdida de atención al volante por la fatiga
Conducción más agresiva
Mayor brusquedad en las maniobras
Esto conlleva que podamos salir de forma involuntaria del carril o que frenemos a destiempo, rebasemos la línea del arcén, entre otras consecuencias. En definitiva, debido a la deshidratación al conducir en verano tenemos mayor riesgo de accidente.
Qué hacer para prevenir un accidente
Entre los consejos básicos se incluye el de beber mucha agua para mantenerse correctamente hidratado. La ingesta debe ser con frecuencia y a pequeños sorbos, en intervalos regulares (unos 330 ml.), es decir, un vaso de agua cada dos horas como mínimo, coincidiendo con descansos o paradas. La ingesta de frutas y verduras frescas ayuda también a mantenerse hidratado.
Es recomendable, además, evitar la cafeína que llevan las bebidas estimulantes (café, té, bebidas energéticas) ya que pueden promover la deshidratación. La cafeína es diurética (aumenta la producción de orina). Y hay que evitar el alcohol.
Antes de viajar planifica hacerlo en las horas de menos calor o en los días menos calurosos y evitar las horas y días de mayor tráfico, que puedes consultar en el mapa de incidencias en tiempo real de la DGT.
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